
educación afectivo sexual
La dimensión afectiva y sexual comprende toda la persona y entraña una unidad con el resto de las dimensiones de cada uno. La maduración general de la persona implica ya un modo afectivo de vincularse a los demás, al mudo y consigo mismo, y esa relación conforma también su estructura y vida sexual. No obstante, es necesaria una formación específica afectivo-sexual que permita desplegar plena y coherentemente esa dimensión, y ayudar a discernir entre las tensiones y complejidades que presenta la cultura actual.