Catecumenado para familias, Adriano Cadrecha y Susana Valdés

Hoy hablamos con Susana Valdés y Adriano Cadrecha, nacieron en Gijón hace 59 años en el seno de una familia cristiana. Desde niños fueron educados en el amor a Jesús, y su formación cristiana fue dentro de la parroquia a la que pertenecían; pasado el tiempo, esa transmisión de la fe vivida en comunidad generó en ellos un vínculo y sentido de pertenencia muy grande a la Iglesia como Familia Ampliada.

Con 16 años, con la llegada de un nuevo Párroco, tuvieron la oportunidad de hacer un Cursillo de Cristiandad en Covadonga. Desde entonces son responsables en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad, del cual Adriano es en la actualidad el presidente en la diócesis de Oviedo.

Contrajeron matrimonio en 1989 y son padres de tres hijos: Víctor, Juan y Gonzalo. La parroquia de San Esteban del Mar, perteneciente a la Comunidad Jesuita del Natahoyo es su comunidad de fe desde 2009 donde colaboran como catequistas. Es allí donde se iniciaron en la Catequesis familiar.

No se puede amar lo que no se conoce, por eso, el compromiso y la Formación permanente siempre formó parte de su crecimiento en la fe, lo que les llevó a realizar el Seminario modular de formación permanente del Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Melchor de Quirós”:  Fe y Cultura y Teología Moral perteneciente a la Universidad Pontificia de Salamanca. También realizaron la formación de el Reloj de la Familia. Desde el año 2015, son parte del equipo diocesano del Catecumenado de Familia, formado por matrimonios y seglares para acompañar a las familias en un itinerario de Fe, y son coautores del proyecto “Acompáñame”.

Hoy hablamos con ellos sobre los libros que están creando de Catecumenado para familias, que surgen de ver que los padres, que inicialmente se ocupaban de las catequesis de los niños, llevaban tanto tiempo desconectados de la Fe que no eran capaces de transmitirla y debían ser evangelizados de nuevo. Por otro lado coexistían tres líneas de catecumenado que se regían por los mismos principios y dinámicas, y que uniéndose, podían reforzarse y dar mejores resultados. Y también se llevaba tiempo observando que el modelo de catequesis no estaba dando los frutos deseados ya que, después de haber recibido el sacramento correspondiente, los niños abandonaban su vida de fe en comunidad, en parte por la falta de acompañamiento en sus casas. De este modo nació este innovador modelo de llevar la catequesis al núcleo familiar, sea el que sea, en el que padres, cuidadores principales e hijos comparten este proceso de crecimiento en la Fe.

El proceso se estructura en 4 tiempos. Un primer tiempo de anuncio, de descubrimiento de Jesús y su presencia en lo cotidiano. Un segundo tiempo para mostrar la belleza del seguimiento sin las ataduras de las normas. Un tercer tiempo donde se profundiza en el Credo y en la vivencia de la espiritualidad cristiana desde la oración. Y un cuarto tiempo en el que se pone el foco en los sacramentos, en el valor de la comunidad cristiana y en las implicaciones vitales que tiene el ser cristiano.

Estos 4 tiempos se desarrollan a lo largo de 9 encuentros mensuales de unas dos horas y media que se dividen en tres espacios. El primero es un taller de adultos y otro de niños, en el que se trata por separado el tema de ese encuentro. Después hay un momento de celebración de la palabra todos juntos, con alguna entrega. Y se termina con un rato más ludico de convivencia, compartiendo un aperitivo o merienda.

Con este modelo se va consiguiendo que las familias en su conjunto pasen de una fe infantil a una fe adulta, mucho más profunda y duradera, capaz de generar en ellos un nuevo estilo de vida más comprometido, convirtiéndose en testigos de la fe. También este modelo genera comunidades cristianas vivas, mucho más participativas de la vida de la Iglesia, y que llegan a asumir el compromiso misionero de evangelización.

Desde el comienzo de este catecumenado para familias, hay tres características que lo distinguen. La primera es la de garantizar la libertad de elección de los adultos, ellos vienen porque quieren, lo que lo convierte en un acto responsable y maduro. La segunda es su apertura a las familias reales en las que se desarrolla el día a día de los niños. Vivimos en una sociedad muy cambiante y los modelos de familia también han cambiado, todas esas realidades son acogidas en la Iglesia tal y como dijo en su día el Papa Francisco en el marco del Sínodo sobre la Familia, “tenemos que acoger, acompañar, sanar e integrar a la familia real”. Y por último es un modelo de catecumenado que acoge a la familia al completo, en toda su complejidad y diversidad de vivencias y edades de sus miembros. Este catecumenado para familias busca crear modelos renovados de comunidad donde la fe no sea ir a Misa, sino encontrarse con Jesús, identificarse con Él, llevarlo a casa, descubrirlo y relacionarse con Él en el día a día, a través de la oración y la Palabra, que llegue a ser el centro la vida, e ir descubriendo los sacramentos como momentos especiales de encuentro con Dios.

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